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Siete Semanas de Gr[a]cia

campo de refugiados en Grecia, mytilene, panayouda, lesvos

En mis primeros días en Grecia, me sorprendieron los saludos de bienvenida y el agradecimiento de las personas con las que me encontré en el campo de refugiados. Siempre que me veían decían, “¡Hola amiga!” Todavía no conocía sus nombres ni sus historias. Ahora, los conozco mucho mejor gracias al arte de cuidar puertas. Conozco sus nombres, sus historias y he creado relaciones muy buenas con ellos. Ahora cuando voy caminando por las calles del campo suena más como, “Chetori Lala, Khubi?” (en persa, “¿Cómo estás Lala, estás bien?”). Algunos de mis amigos me llaman “Abjé” (hermana). Una de mis amigas le dice a su niño de 3 años que me llame “Khale Lala” (tía Lala), ¡y me encanta! Yo pensé que al venir aquí iba a tomar un paso gigante fuera de mi zona de confort, pero de hecho me siento muy cómoda aquí. Podría decir es estoy en mi salsa. Sé con certeza que lo más difícil va a ser irme de aquí.

He creado amistades que sé que no van a terminar cuando me vaya de la isla. He podido pasar mucho tiempo con mis amigos, más que todo fuera del campo. Hemos salido a comer helado, compartido comidas y té, salido a correr, ido a la iglesia y nos hemos sentado a hablar durante horas. Estoy demasiado agradecida por las relaciones increíbles que he podido formar durante este tiempo.

Gracia sustantivo (f): beneficio o favor que se obtiene sin merecimiento particular.

Antes de llegar, me dijeron que lo único que no cambia del campo es que siempre está cambiando, y es cierto. Bueno, en parte. Lo que hago y la manera en que lo hago siempre cambia, pero el por qué siempre se mantiene. Entonces, ¿por qué estoy aquí?

Vine como misionera, pero de ninguna manera vine por trofeos de conversiones. Vine a acompañar a las personas en su sufrimiento, a ser su amiga en tiempos difíciles y a compartirles la razón de la esperanza que hay en mí. A compartirles el amor y la alegría que sólo vienen de arriba, y decirles que ellos también lo pueden tener. Estoy aquí porque hay un Dios lleno de gracia que los ama y se preocupa por ellos. Aquí, su bondad y gracia no son un secreto. ¡Es muy real y es increíble!

Yo lo viví poco después de haber llegado.

Mucha gente dice que Olive Grove (también conocido como ‘la jungla’) es la peor zona del campo de refugiados. Puede que no sea un buen lugar para vivir durante el invierno, pero tiene la mejor vista y contempla los mejores atardeceres y amaneceres.

En uno de mis primeros días allí, tuve que estar en la jungla, y sólo vi desesperanza. La gente que fue desplazada de sus países tienen que dormir en este lugar frío, y a veces mojado. A mí me encanta acampar, y ya se me ha entrado el agua a la carpa antes. Hasta me emociona un poco cuando pasan esas cosas. Pero entendí que no todos son iguales, y que dormir en esas condiciones sin tener ese amor por la aventura, no es divertido. Muchos dicen que no hay absolutamente nada bueno qué decir de la jungla. Mientras eso pasaba por mi mente, di la vuelta y vi el atardecer más espectacular detrás de las montañas. En ese momento supe que en el medio del desastre, cuando no debería pasar nada bueno, en donde hasta en el sufrimiento hay mucha maldad, donde la gente no siente compasión por aquellos que han pasado por lo mismo que ellos, hay gracia. En ese momento supe que las manos que mantienen al universo también están manteniendo este lugar, y que la gracia abundante de Dios siempre está.

Acerca de mis Turnos

Los turnos de la mañana han sido un cambio del mañana a la noche. Un turno de la mañana puede ser algo así: llego al campo de refugiados a las 8 am. Mis amigos de la zona de recién llegados me saludan. Algunos dicen, “Hola, ¿cómo estás? ¿Cómo te fue hoy?” (si, en español) con acento afgano. Busco en dónde alojar a las personas que recién llegaron a la isla. Ahmed, de 5 años, me encuentra y me sigue a donde vaya. Trato de convencer a algunas personas para que hagan espacio en su casa para los recién llegados. Respondo muchas preguntas. Tengo que decir que “no” a muchas de sus solicitudes. Saludo y hago un poco de vida social en el campo. Insisto en que, si no aceptan a la familia nueva, esa familia tendrá que dormir afuera. Mi amiga me invita a almorzar y tomar té. Sigo negociando con las personas para que abran espacio para la familia nueva. Ayudo a los recién llegados a instalarse. ¡Por fin!

Después de mi última entrada pensé que iba a estar trabajando solamente por las mañanas, pero no fue así. Seguí trabajando muchas noches, pero no estuvo nada mal. Fue divertido volver a las puertas y estar con mis amigos. Pude conocer muchas historias, tener muchos momentos chistosos, ver muchas peleas, mucho dolor y presenciar muchas cosas buenas que ocurrieron. He atesorado cada minuto que he estado aquí. Mi equipo ya se fue, y las cosas van a cambiar un poco en estos últimos días. Por ahora, solo puedo decir que voy a estar quedándome en un barco en Mytilene! ¿Quién lo hubiera pensado?

Después de mi última entrada pensé que iba a estar trabajando solamente por las mañanas, pero no fue así. Seguí trabajando muchas noches, pero no estuvo nada mal. Fue divertido volver a las puertas y estar con mis amigos. Pude conocer muchas historias, tener muchos momentos chistosos, ver muchas peleas, mucho dolor y presenciar muchas cosas buenas que ocurrieron. He atesorado cada minuto que he estado aquí. Mi equipo ya se fue, y las cosas van a cambiar un poco en estos últimos días. Por ahora, solo puedo decir que voy a estar quedándome en un barco en Mytilene! ¿Quién lo hubiera pensado?

Pueden leer todas mis entradas mientras estuve en Grecia aquí!

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